Desde finales de 1980, Lozano integra la vida de los habitantes de la capital mexicana en imágenes cargadas de ideas políticas, presentadas a manera de ironía y con mucho humor, para tratar de suavizar la carga política en sus piezas; de esto habla en exclusiva para N22:
"Como en muchas partes de Latinoamérica existe una situación social bastante preocupante, donde por ejemplo, tenemos discursos extremos como el de la extrema derecha y el de la iglesia católica, al respecto de cómo debe ser una familia, y por otro lado la situación política en la que está inmerso México. Lo vemos con los presos políticos de Atenco, con la situación de las marchas que constantemente azotan la ciudad, donde la gente pide, reclama sus derechos en un mundo globalizado donde también las crisis nos llegan.
"Es indudable que hasta en las pinturas abstractas van a encontrar cargas políticas .El arte está cargado de éstas y el espectador debe verlo desde su libre albedrío. El arte es visto con toda la carga intelectual de uno, sin embargo, cuando llega ya ese proceso en que la obra se cuelga y se enfrenta a un espectador, obviamente se establece un diálogo totalmente diferente al que había concebido el creador; entonces, cuando ese instante llega realmente (el de mayor felicidad para uno), es cuando la obra cumple su objetivo".
A raíz de la decadencia del arte pop con la muerte de Andy Warhol, a finales de 1980, Ernesto Lozano comenzó su viaje por esta corriente artística. No fue hasta principios del año 2000, en que el arte pop resurge y da a Lozano la pauta para continuar pintando imágenes con la influencia de Warhol.
"A mi me agarró en pleno trabajo, yo venía trabajando en esta corriente estética desde finales de 1980. Lo que hice fue continuar con mi discurso creativo. Prácticamente en mi obra incluyo mucho el contexto de lo que me rodea en México, buscar las cosas intrascendentes que tienes a la vuelta de la esquina, para llevarlo a la magnificencia de un momento determinado y darle oportunidad de esos 15 minutos de fama a esos personajes anónimos de los que Warhol hablaba".
"Con P de POP" en Peralvillo, como sugiere el artista Pop, es una muestra de fácil lectura que recurre a veces a la repetición de las imágenes, donde el público se va a sentar frente a una obra fresca, colorida con la que podrán dialogar, de fácil comprensión y lectura "como en el caso de las obra "Che Corazón" o "Mauricio Garcés, la Mirada Pop" en que repito las imágenes, porque quedan en la retina del público".
09/MAG
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